Por qué el primer año de secundaria importa más de lo que crees
Podrías pensar que, al tener todavía tres años por delante en la escuela secundaria, tus calificaciones actuales no afectarán significativamente tu futuro. Sin embargo, esta es una idea equivocada. Tu rendimiento académico durante estos años formativos es crucial, ya que las universidades suelen solicitar los historiales escolares que abarcan los grados 9 al 12. Si tuviste dificultades durante tu primer año —algo muy común entre los estudiantes—, es importante no entrar en pánico. En su lugar, enfócate en mejorar tu promedio (GPA) y tus calificaciones generales en los años siguientes.
1. Tu promedio (GPA) y hábitos comienzan ahora.
Demostrar crecimiento académico y resiliencia puede ser un fuerte indicador de tu potencial para tener éxito en la universidad. La transición de la escuela media a la secundaria puede ser un desafío, con mayores exigencias académicas y un nuevo entorno social. Reconocer cómo tu desempeño actual puede influir en tus futuras admisiones universitarias puede ser una poderosa motivación para involucrarte plenamente en tus estudios. Al priorizar tu educación y desarrollar hábitos de estudio efectivos, no solo fortaleces tu expediente académico, sino que también construyes habilidades que te servirán en la educación superior. Recuerda que las universidades buscan estudiantes que muestren mejora y determinación, así que aprovecha estos años restantes para cultivar una base sólida para tus futuros logros académicos.
2. Las universidades valoran el progreso.
A medida que avanzas en la escuela secundaria, la constancia y el esfuerzo importan más que la perfección. Los oficiales de admisión entienden que los estudiantes crecen y cambian con el tiempo; lo que desean ver es progreso. Si tu primer año no salió como esperabas, tu segundo y tercer año te ofrecen una valiosa oportunidad para demostrar que has aprendido de esas experiencias. Esto puede implicar buscar ayuda adicional de tus profesores, asistir a tutorías o aprender mejores estrategias de gestión del tiempo para equilibrar los estudios con las actividades extracurriculares.
Más allá de las calificaciones, las universidades también consideran el nivel de rigor de tus cursos. Desafiarte con clases avanzadas, AP o IB (cuando estén disponibles) demuestra iniciativa y disposición para salir de tu zona de confort. Aunque estas clases puedan parecer exigentes al principio, comprometerte con ellas puede fortalecer tu perfil académico y prepararte para las expectativas del trabajo universitario.
3. Tu actitud marca la diferencia.
También es fundamental recordar que tu trayectoria va más allá de los números en un expediente. Los hábitos, la disciplina y la autoconciencia que desarrolles ahora moldearán tu éxito futuro. Ya sea encontrando una rutina de estudio efectiva, construyendo relaciones positivas con mentores o participando en actividades extracurriculares significativas, cada paso contribuye a la historia que algún día contarás en tus ensayos universitarios.
Así que empieza hoy —no mañana— estableciendo metas realistas, monitoreando tu progreso y celebrando los pequeños logros en el camino. Cada mejora, por pequeña que parezca, te acerca a convertirte en el estudiante y la persona que aspiras a ser. El esfuerzo que inviertas ahora abrirá puertas más adelante: a universidades, becas y oportunidades que quizás aún no imaginas.
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